martes, 28 de julio de 2015

EXHORTO

Hay heridas
que no cierran.
Traumas
que paralizan.
Porque alimentás
el dolor
con el miedo.
La inseguridad
te domina.
La paralización
te entumece.
La indecisión
te manipula.
El pasado
dejalo morir.
Ya no existe.
Sólo tenés
el presente.
Y el reloj biológico
que camina.
Y los sueños.
Y los proyectos.
Abrí las ventanas.
Que el aire fresco
te despeje la mente
y te entibie el corazón.
Soltate. Liberate.
Sanate.
Plantá árboles.
Escribí.
Escribí sin pausas.
Y engendrá vida.

POEMA  - 10-06-15
El cuento MÓVIL VIVO fue leído por Fernando Bravo en su programa de Radio Continental.
Algunos comentarios recibidos fueron:

Te felicito, Alis, muy bueno  y actual el cuento. Seguí escribiendo.
Cristina Vebtroni

Me encantó este cuento!! Me sentí identificada, ja ja .
Gabriela Bertoglio

Me gustó mucho, Alis. Qué emoción!!
María Luisa Pacchiotti

Buenísimo, Alis!! Felicitaciones.
Teresita Sisiani

Muy bueno!!
Stella Mellano

sábado, 4 de julio de 2015

         BUEN DÍA
Larga la noche.
Insomnio.
Y vos,
rígido.
No te moviste
en toda la noche.
Me tiro de la cama
con sábanas y todo.
Despeinada y triste.
Arrastro los pies
hasta la cocina.
Enciendo el fuego.
Pongo la pava.
Preparo el mate.
Encuentro galletitas
y las acomodo
en la panera.
Cebo el primer mate.
Aparecés en la cocina
arrastrando los pies.
Despeinado y triste.
Me mirás.
Me sonreís.
Me revolvés el pelo.
Me apretás la mano.
Perdoname, musitás.
Salió el sol.

POEMA - 10-06-15
Poema que se caracteriza por contar hechos en forma detallada y breve.
              ALABANZAS
Levantó la tapa
del incensario.
Con la pinza
colocó las brasas.
Rojas. Transparentes.
Bajó la tapa.
Caminó lento,
con solemnidad
por el largo pasillo.
Subió lo escalones
del prebisterio.
En silencio
oró.
Breve y profundo.
Levantó la tapa
del incensario.
Con la cucharita
de bronce
sacó de la naveta
cinco granos de incienso.
Los echó sobre las brasas.
El humo perfumado
floreció.
Bajó los escalones
del prebisterio.
Incensó al pueblo.
Las alabanzas
se elevaron
al trono de Dios
con el humo del incienso.

 POEMA - 10-06-15
Poema que se caracteriza por narrar hechos y/ movimientos en forma detallada y  breve.
            TE FUSITE
Te fuiste.
Así. Simplemente.
Diste pocas explicaciones.
Que necesitás espacio,
que tenías que encontrarte con vos mismo.
Que basta de ataduras y límites,
que tenías que crecer.
Y te fuiste.
Armaste tu mochila y un bulto enorme.
Y te fuiste.
Camino por la casa.
Tus zapatillas deportivas
están en el lavadero
esperando que las laven.
En el rincón de la sala
duerme un sueño inquieto tu guitarra.
Yo camino y observo.
Tus CD y tus libros siguen en la biblioteca.
Parece que tampoco a ellos
les comunicaste tu decisión.
Entro en tu cuarto.
Me dan la bienvenida
las fotos de tus ídolos deportivos.
Siguen clavados en la pared.
El desorden es el de siempre.
No pienso tocar nada.
Al cerrar la puerta,
colgado detrás de ella,
descubro tu abrigo.
Si, el de cuero que te ponés
cada vez que te subís a la moto.
Si.
Te fuiste.
Dando un portazo. Enojado.
No sé cuántos días te durará.
Pero vas a volver.
Mamá sabe.

POEMA - 3-06-15
EJERCICIO LITERARIO
                 TEXTO FOTOGRÁFICO
    La cocina es amplia y luminosa. En la pared de la izquierda se alinean la heladera, cocina, freezer, micro onda, intercalados en la bajo mesada de puertitas de madera.
   En la pared de enfrente, continúa la bajo mesada con la pileta, debajo de la ancha ventana que da al patio.
   En el centro, una mesa de madera maciza, rodeada de sillas y taburetes muestra una carpeta tejida y un pequeño florero de cristal con un ramo de lilas.
   En su extremo, sentado en uno de los taburetes, con los brazos apoyados sobre la mesa, sostiene entre sus manos una taza de café. A su lado se enfrían dos tostadas.
   Está descalzo, con el pijama arrugado, los cabellos de la nuca aplastados por el efecto de la almohada y la mirada fija en el patio que estalla de verdor y flores multicolores. 


             TEXTO CINEMATROGRÁFICO
   Entró en la cocina amplia y luminosa, descalzo, sin percibir el frío de las baldosas, con el pijama arrugado y los cabellos de la nuca aplastados por efecto de las largas horas que estuvo apoyada en la almohada, durante el pesado sueño.
   Se dirigió a la pared de la izquierda donde la bajo mesada de puertitas de madera, tiene intercaladas la heladera, cocina, freezer y micro onda. Puso agua en la pava, encendió el fuego y se preparó un café, al mismo tiempo que ponía dos rebanadas de pan en la tostadora. Cuando todo estuvo preparado, los llevó a la mesa de madera maciza, rodeada de sillas y taburetes y se sentó en uno de ellos. Abrazó la taza de café con las dos manos y fijó su mirada en el patio, al que da la ancha ventana de la pared de enfrente donde continúa la bajo mesada; pero su pesadumbre le impedía disfrutar de todo su verdor y flores multicolores. Ni siquiera percibía el aroma que despedían las lilas en el pequeño florero de cristal que dormía sobre la carpeta tejida de la mesa.
   En su mente repiquetean constantemente las duras palabras del editor al rechazarle su novela por absurda, incomprensible y delirante y todos los comentarios despectivos con que rechazó cada uno de sus argumentos con que intentó defenderla. Volvió a su casa con tanta furia que metió las hojas, bloque por bloque, en la picadora eléctrica y las tiró a la basura. Le remuerde haber sido tan intespestivo, ¡qué ni siquiera se le ocurriese hacer una consulta con otra persona! Ahora, su trabajo de dos años yace detrás de una de esas puertitas de madera, destruido para siempre.

CUENTO - 27-04-15
    

lunes, 8 de junio de 2015

     EL CIRCO

   - Mami, ¡ nos vamos al circo!
   - Bueno. ¡Tengan cuidado!
   Mi hermanito y yo cruzábamos el patio, rodeábamos el enorme galpón (enorme para nuestra escasa altura y pasos pequeños, de adulta ya no me parecía tan grande) y detrás de él, encontrábamos el esqueleto de hierros rojos que alguna vez fue la cabina de una máquina. Con esfuerzo nos trepábamos por alguna de sus patas hasta alcanzar los tirantes que habían sostenido la lona del techo y ahí nos dedicábamos a hacer todas las acrobacias que habíamos visto realizar a los trapecistas del circo: mi hermano se colgaba con las rodillas dobladas y me extendía los brazos para que yo me lanzara al aire y quedara balanceándome en el espacio tomada de sus manos. A veces el cálculo no era sincronizado y uno, o los dos, terminaba en el piso. Y entonces empezábamos de nuevo la rutina, entre risas y gritos.
   Lo intentábamos todo: pasar con las manos de una barra a la otra, colgarnos de los pies, hamacarnos, incorporar otros elementos como elásticos, cintas o cajones para formar figuras y formas. Siempre había una forma nueva de colgarse y trepar. Renovar el escenario y las figuras para obtener el aplauso del público era esencial.
   Cuando el grito de "¡a tomar la leche!" nos volvía a la realidad, nos dejábamos caer, de pie, y con toda la gracia de los grandes artistas cirtences cruzábamos el pie derecho por detrás del izquierdo y nos inclinábamos ante la audiencia. Del otro lado del alambrado, un grupo de vacas curiosas, nos aplaudían con sus ojos mansos.

CUENTO - 8-04-15