Mi madre era de esas mamás que sabían hacer de todo y que trabajaba el día entero para cuidar y agasajar a su familia. Entre sus habilidades estaba la preparación de dulces caseros.
Cuando ella falleció nos preguntamos un día ¿quién va a hacer los dulces ahora? "¡YO! me ofrecí yo, audazmente. Jamás en mi vida había hecho dulces caseros, pero alguna veces había colaborado en pelar y trozar las frutas. Sí había visto, durante toda mi vida, hacerlo mi madre.
Y así fue como me lancé a la aventura. Zapallos, calabazas, duraznos, higos, ciruelas, naranjas, limones, fueron pasando por mis manos un poco torpes en estas lides. ¡Y resulté ser una excelente "hacedora" de dulces caseros!
La receta es muy simple: por cada kilo de fruta, 1/2 kilo de azúcar.(Excepto los cítricos: para ellos le pongo un kilo de azúcar por cada kilo de fruta)
Simplemente los dejo macerar toda la noche y luego los cocino a fuego bajísimo (cuanto más pequeño es el fuego, mejor)
El secreto, que sí aprendí de mi madre, es la paciencia: los cocino un poco por vez. Apago el fuego, lo dejo reposar. Luego reinicio la cocción. Puede llevar dos o tres días (según la fruta y la cantidad). Este es el secreto para que el dulce salga bien.
Notas: .
- Cuanto mayor es el tiempo de cocción, mayor será el tiempo de conservación.
- Para saber si ya está cocido, coloco una cucharada de dulce en un platito y lo dejo enfriar, si al dar vuelta el platito, el dulce no se cae, está listo para consumir. .
- Para suavizar el sabor de algunas frutas (por ejemplo los críticos o zapallo, calaza, etc) le agrego dos manzanitas (las ideales son las amarillas, pero es muy difícil conseguirlas)
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