sábado, 26 de enero de 2008

ODA A LA PRIMAVERA

Primavera que vienes galopando

con unos piececitos desnudos sobre la arena tibia

y la sangre apurada en las venas,

respirando a flor de piel.

Los durazneros que estallan

violentamente color rosa

y que aceleran los latidos adolescentes,

bajo un diáfano azul

de mil estrellas de ilusión,

canto de amor

y verdes praderas de juventud.



Primavera, que te metes bajo la piel,

encendiéndola,

que renuevas las células gastadas del invierno

y haces sentir tu ligereza

en los talles finos de las muchachas,

en los cabellos alborotados

reflejando un sol más limpio

y en la risa contagiosa

de ser jóvenes.



Primavera, que vivificas

el aire, el sol, el verde y el cielo,

y la gente y los pájaros,

la vida... y el amor,

en éste, tu nuevo nacimiento,

al extender tu mano hacia nosotros,

no dejes un solo rincón,

un solo camino, una sola flor;

no dejes una sola esperanza,

un solo niño, un solo cariño;

no dejes una sola madre, un solo hijo,

un solo proyecto, una sola ilusión,

sin alimentar con la tibieza de tu amor.

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