miércoles, 24 de agosto de 2011

ADOLESCENTE


Alto, delgado y elegante entró al bar caminando lentamente.
Llevaba una chaqueta de cuero marrón claro y unos ceñidos pantalones negros, con botas criollas del mismo color que el abrigo.
Apartó una silla y se sentó aparatosamente, estirando sus largas piertas.
Puso el celular y las llaves de la moto sobre la mesa.
Se acomodó con cuidado el largo cabello oscuro y lacio.
Clavó la mirada renegrida en el televisor. Y se aisló.

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