Una bruma serena lo invade todo: cielo, aire y tierra.
Las boyas se hamacan lentamente en medio del agua turbia del río que corre.
Enormes cajas, de todos los tamaños, se agrupan a los pies de las grúas, de los transportadores, de tantas máquinas...
Esperan pacientemente que las carguen a los barcos que aún duermen en el muelle, con los ojos cerrados y sus chimeneas apagadas.
Un perro pasa olfateando la calle húmeda, empedrada, pegagosa.
Las boyas se hamacan lentamente en medio del agua turbia del río que corre.
Enormes cajas, de todos los tamaños, se agrupan a los pies de las grúas, de los transportadores, de tantas máquinas...
Esperan pacientemente que las carguen a los barcos que aún duermen en el muelle, con los ojos cerrados y sus chimeneas apagadas.
Un perro pasa olfateando la calle húmeda, empedrada, pegagosa.
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