miércoles, 24 de agosto de 2011

TINTORERO


Está siempre serio. pero es amable y servicial.
Utiliza las palabras justas, casi diría que se conforma con monosílabos.
A todos nos conoce. Su memoria es prodigiosa. No es necesario presentarle la numeración de la prenda que vamos a retirar, él sabe exactamente en la percha en que está colgada.
Viste siempre ropas sueltas y livianas. ¡También! Su local es hermoso en invierno ¡Se está tan bien ahí con el calorcito de las máquinas de limpieza y planchado! ¡Pero en verano! solamente con su serenidad oriental puede trabajar en esa caldera con la misma eficacia y sin quejarse.
Físicamente es menudo, bajo, casi diría frágil. Pero Dios ha compensado eso brindándole una inmensa sabiduría que él pone al servicio de los demás.
Y por eso, no hay quien lo conozca, que no comience a estimarlo inmediatamente.
Además, y confidencialmente, ¿qué sería de nuestras mamás sin su colaboración para quitar las manchas que nosotros, diablillos terribles, nos empeñamos afanosamente en colocar en nuestras prendas?

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