miércoles, 24 de agosto de 2011

ATARDECER DE VERANO


Allá arriba, el azul profundo se alarga. ¿Dónde termina el azul y comienza el verde rumoroso de olas ondulantes y perezosas?
La arena va perdiendo su dorada tibieza. Una agria humedad parece escapársele ahuyentando a los ociosos que se demoran para absorver hasta el último beso amarillo.
Cuando la bola de fuego se ahoga y ensucia con su rojo las aguas y salpica el aire con manchas rosas y violetas, la playa es como un niño cansado que se echó a dormir.
Me incorporo, la saludo con la mirada, me sacudo los granitos somnolientos que quieren seguirme, y sin hacer ruido, para no despertarla, me voy.

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