Era tan mínusculo,
indescriptible,
imperceptible,
que sólo una mirada Perfecta
podría descubrirlo
en la negrura de la nada.
Insignificante.
Y, sin embargo,
completo.
Su interior latía con estruendo.
El fuego lo devoraba.
Se recogió en sí mismo.
Esfuerzo. Concentración.
Hasta que la fuerza interior
lo superó.
Y estalló en billones
de partículas.
POEMA - 19-06-13
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